Las suculentas son plantas resistentes y adaptables, pero para que mantengan su forma compacta y luzcan saludables, es necesario seguir ciertos cuidados esenciales. La luz, la poda y un sustrato adecuado son aspectos fundamentales para su desarrollo.

Ubícalas en un lugar donde reciban luz solar directa en la mañana y luz indirecta por la tarde. Esto evitará que se estiren en busca de iluminación. Si notas que tu suculenta ha crecido de manera desproporcionada, es momento de una poda de mantenimiento. Para ello, corta la parte superior dejando entre 2 y 4 cm de tallo con tijeras o un cúter bien afilado, asegurando un corte limpio.

Una vez realizada la poda, es importante dejar secar las partes cortadas entre 2 y 3 días, permitiendo que cicatricen antes de replantarlas. Este paso evita que la humedad genere infecciones o pudrición. Posteriormente, planta los tallos en un sustrato con buen drenaje, lo que garantizará un enraizamiento exitoso y un crecimiento óptimo.

En aproximadamente 2 o 3 semanas, los nuevos tallos comenzarán a desarrollar raíces, mientras que la planta original, si se ubica en un lugar con mayor luminosidad, recuperará su estructura compacta. Con el tiempo, brotarán nuevas ramificaciones y rosetas, lo que devolverá a la suculenta su apariencia equilibrada y estética.

Siguiendo estos sencillos pero efectivos consejos, tus suculentas se mantendrán fuertes, sanas y llenas de vida, aportando un toque natural y armonioso a cualquier espacio.