Adiós a una leyenda del Cruz Azul

Roberto Reynoso, figura emblemática en la historia de Cruz Azul, falleció este 16 de julio, dejando un legado imborrable en el fútbol mexicano. El exjugador fue pieza clave en el histórico ascenso del equipo a la Primera División en 1964, un hecho que marcó el nacimiento de una época dorada para los celestes.

A lo largo de su vida, Reynoso mantuvo una conexión profunda con la institución. Padre de Antonio Reynoso, actual director administrativo del club, y suegro de Víctor Velázquez, presidente del equipo, su pasión por los colores azul y blanco nunca se apagó. Incluso en el torneo pasado, seguía asistiendo al Estadio Olímpico Universitario, alentando a la Máquina con la misma entrega de sus años como jugador.

En redes sociales, el club compartió un emotivo mensaje: “Descanse en paz, Roberto Reynoso, leyenda de Cruz Azul”, extendiendo sus condolencias a la familia y honrando su trascendencia en la historia cementera.

En una entrevista concedida a ESPN en enero de este año, al cumplirse seis décadas del ascenso, Reynoso recordó los inicios del equipo: “Nuestra ilusión era simplemente jugar”, dijo, destacando que Cruz Azul nació sin grandes ambiciones, solo con el objetivo de entretener a la comunidad de Jasso. Su relato reveló la humildad y entrega que caracterizaron al plantel que, contra todo pronóstico, llegó a la cima con esfuerzo y pasión.

Con su partida, se despide uno de los grandes pilares de una institución que ha cosechado nueve títulos de Liga MX, cuatro Copas MX y siete coronas de Concacaf, entre otros logros. Su frase “Que la afición no nos olvide” retumba ahora como un recordatorio de su invaluable aporte al club.

El nombre de Roberto Reynoso queda grabado en la memoria celeste, como símbolo de lucha, humildad y amor por el fútbol. Su legado vivirá eternamente entre los fieles seguidores de Cruz Azul.

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Foto: foxsports.com.mx