La culpa que ronda cada vez que apagas los libros o dejas de ir al gimnasio no es solo emocional, es una señal clara de que tu mente está sometida a un estrés constante. Estudiar para opositar requiere esfuerzo, pero también necesita algo tan vital como el propio estudio: el descanso.
Cuando nos castigamos por descansar, creemos que cada minuto fuera de los apuntes es tiempo perdido. Sin embargo, los expertos en psicología del aprendizaje coinciden: dejar espacio a la recuperación mental y física mejora la concentración, la memoria y previene el agotamiento. Según estudios recientes, descansar correctamente —dormir lo suficiente, permitir días de baja actividad mental e introducir pausas activas— potencia la capacidad para retener información y refuerza la motivación.
Tu cerebro no está diseñado para funcionar en modo “productividad 24/7”. Si lo sobrecargas, el rendimiento y el estado emocional bajan. Por eso, hacer una pausa, desconectar un rato o permitirte disfrutar de actividades físicas o creativas no es señal de debilidad: es parte del proceso, y te ayuda a volver más fuerte.
Así que la próxima vez que sientas esa punzada de culpa al descansar, recuerda: estás haciendo lo correcto. Reponer energías es invertir en tu capacidad para seguir adelante, aprender mejor y proteger tu salud mental.
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