El estrés crónico debilita tus defensas: ¿estás protegiéndote?

Reprimir lo que sientes no solo afecta tu bienestar emocional, sino que también impacta directamente en tu salud física. El estrés prolongado eleva los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que puede suprimir la actividad de las células inmunitarias clave y alterar la producción de citocinas, debilitando así la respuesta inmunitaria.

Cuando el cortisol se mantiene elevado durante períodos prolongados, se reduce la producción de linfocitos, esenciales para combatir infecciones, y se incrementa la inflamación en el cuerpo. Esto no solo aumenta la vulnerabilidad a enfermedades comunes como resfriados y gripe,también puede afectar la respuesta del sistema inmunológico a vacunas y tratamientos médicos.

Para fortalecer tus defensas y reducir el impacto del estrés, es fundamental incorporar prácticas que promuevan la regulación emocional y el bienestar físico.

El estrés crónico no solo afecta tu estado de ánimo, sino que también compromete tu salud a largo plazo. Tomar medidas para gestionarlo es esencial para mantener un sistema inmunológico fuerte y una vida saludable.

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