¿Qué sucede cuando tenemos «el corazón roto»? Así lo explica la ciencia

¿Qué sucede cuando tenemos «el corazón roto»? Así lo explica la ciencia


¿Alguna vez te has preguntado por qué el dolor de una ruptura emocional puede ser tan intenso? La ciencia ofrece algunas respuestas fascinantes a esta pregunta.

Cuando experimentamos lo que comúnmente se denomina «tener el corazón roto», nuestro cuerpo activa una serie de mecanismos que desencadenan sensaciones de dolor físico. Esta expresión metafórica, utilizada para describir el dolor emocional causado por una pérdida significativa, ya sea por fallecimiento o ruptura, tiene una base biológica sorprendente.

La clave radica en la hormona cortisol, liberada en respuesta al estrés. La pérdida repentina de una conexión importante para nosotros desencadena una producción elevada de cortisol, lo que provoca cambios en la actividad corporal. Este aumento del cortisol puede resultar en una mayor actividad cardíaca y la constricción de los vasos sanguíneos, lo que se traduce en una sensación de opresión en el pecho característica del dolor emocional.

Además, la pérdida de apetito y otros síntomas gastrointestinales pueden ser consecuencia de la inhibición de la actividad estomacal causada por el cortisol. Pero aquí no termina el efecto del dolor emocional: el recuerdo de la persona perdida también desencadena la liberación de oxitocina, conocida como «la hormona del amor». Sin embargo, en este contexto, este proceso puede generar un efecto similar a un síndrome de abstinencia, ya que sabemos que no podremos volver a disfrutar de la compañía de esa persona que recordamos con cariño.

Por si fuera poco, el sistema nervioso también desempeña un papel crucial en la experiencia del dolor emocional. Normalmente, el sistema nervioso simpático aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, mientras que el parasimpático las reduce. Sin embargo, durante una ruptura, ambas funciones pueden activarse simultáneamente, generando un desequilibrio en la actividad eléctrica del corazón y provocando sensaciones de fatiga y dolor en otras partes del cuerpo.

En resumen, el dolor emocional asociado con una ruptura no es solo una experiencia subjetiva, sino que tiene fundamentos biológicos sólidos que pueden explicar por qué nos afecta tan profundamente a nivel físico y emocional.

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